viernes, 21 de agosto de 2009

Gilda


1946
Sinopsis
Johnny Farrel, un aventurero de los bajos fondos, recala en Buenos Aires, la capital argentina, donde pronto le saca de un apuro un hombre llamado Ballin Mundson, propietario de un lujoso casino. El recién llegado termina convirtiéndose con el tiempo en el individuo de confianza de su anfitrión. Cierto día, su superior le presenta a su esposa, Gilda. El reacciona con perplejidad, ya que fue ella quien le convirtió en el ser cínico y amargado que es ahora.
Gilda es una película estadounidense de 1946, en blanco y negro, del género drama, dirigida por Charles Vidor. Protagonizada por Rita Hayworth y Glenn Ford en los papeles principales.
El jugador de poca monta Johnny Farrell (Glenn Ford) llega a Argentina. Ballin Mundson (George Macready), el propietario de un casino y hombre indeseable, lo salva de un pistolero, y lo convierte en su mano derecha en el negocio que regenta. Sin embargo, la relación entre ambos hombres, que se basa en una mutua desconfianza y falta de escrúpulos, se resiente definitivamente cuando Mundson regresa de una ausencia, acompañado de Gilda (Rita Hayworth), a quien ha conocido en el viaje y con la que se ha casado. Farrell había tenido años atrás una relación con esta mujer, extremadamente sensual y atractiva, pero acabó odiándola. La nueva relación entre Farrell y Gilda está llena de emociones y reticencias, de sentimientos y de reproches, y se torna más extraña cuando súbitamente Mundson desaparece.

Tal vez la mejor película de Rita Hayworth en su rol de mujer fatal.
La bofetada que le da Glenn Ford ha entrado en la historia del cine, así como el desenguante de Gilda mientras canta "Put The Blame On Mame".
Glenn Ford recibió el premio Donosti del Festival de cine de San Sebastián en 1987 y eligió que de entre todas sus películas se proyectara Gilda para el homenaje. No podía contener las lágrimas cada vez que Rita Hayworth aparecía en la pantalla.
Gilda es Rita. Un guante, una canción y el bofetón propinado por el gran Glenn Ford hicieron el resto. Más allá de su valor estrictamente artístico, este drama pasional se convirtió en un icono de la historia del cine. La década de los cuarenta alumbró películas mucho mejores, pero el simbolismo y estética de "Gilda" la convirtieron, todavía hoy, en una obra imprescindible. (Pablo Kurt: FILMAFFINITY)



CRITICAS

HISTORIA DE UNA BOFETADA Y UN GUANTE
Excelente melodrama pasional con tintes de cine negro, sobre la turbia relación de tres ambiguos y fascinantes personajes: Gilda, aventurera de oscuro pasado, casada con el propietario de un casino, que contrata al jugador de fortuna, Johnny Farrell, sin saber que ha sido amante de su mujer.
Entre los tres se establecerá una extraña relación a tres bandas en las que primará entre Gilda y Johnny, el odio como sentimiento opuesto, y por lo tanto próximo, al amor-pasión, expresado en una relación de raíces sadomasoquistas, y la ciega e inquebrantable lealtad de Johnny hacia su jefe, en la que muchos han querido ver una relación de base homosexual.


El film forma parte por derecho propio de la galería de películas míticas, debido principalmente al hipnótico magnetismo de Rita Hayworth en pantalla, a quien le bastó aparacer enfundada en un vestido de satén negro, entonando los acordes, con voz prestada, de "Put the Blame on Mame" y quitarse un guante, para marcar la educación sexual de toda una generación y elevarse a la categoría de diosa inmortal de la belleza y la sensualidad.
La química desbordante entre ella y Glenn Ford, que alcanza su punto álgido en el momento en que Johnny abofetea a Gilda con la rabia del despecho y del deseo contenido, es otra de las razones de mitificación del film, junto a la espléndida fotografía de Rudolph Maté, que supo hacer que la pantalla cobrara vida, cada vez que Gilda movía su radiante cabellera roja.Gilda marcaría toda la carrera de la infortunada Rita Hayworth, que resumiría perfectamente su fracaso personal al afirmar: "Mi desgracia es que los hombres se acuestan con Gilda y se levantan conmigo".

Maximillian


Nunca hubo otra como ella.
“No ha habido nunca una mujer como Gilda”, decían los carteles de esta película cuando se estrenó. Sesenta años después, esa fascinación sigue intacta. Nosotros envejecemos, pero Gilda mantiene legendario embrujo porque Gilda nació para quedarse en nuestros sueños cinéfilos. Recuerdo que la primera vez que la vi era un crío (había sido el único de la clase al que habían dejado verla, por lo que me pasé semanas narrándola con todo lujo de detalles), y aún ahora vuelvo a esta película llena de una inspiración y una magia cómo sólo el Hollywood clásico podía realizar.“Gilda” es una de esas reuniones mágicas que acontecen de tanto en tanto para destilar más allá del buen cine y crear leyenda, como ocurre con “Casablanca”, “Lo que el viento se llevó” y tantas otras.
Es un soplo único, irrepetible (de hecho, intentaron repetir el éxito reuniendo al mismo equipo y apoyándolo con un mayor presupuesto en “La dama de Trinidad”, y la magia no apareció por ningún lado, aunque la Hayworth bailaba como los ángeles en esta producción), lleno de secuencias y diálogos que se te clavan en la mente, en la que quizás es una de las mejores películas de cine negro de todos los tiempos.
Curiosamente, y esto lo comparte con “Casablanca”, pese a ser Rita la mayor estrella de la Columbia, la película se comenzó sin tener un guión acabado ni tampoco tener la menor idea a dónde irían a parar todos estos personajes en los que nada es lo que parece… sino muchísimo peor. Según iban rodando, iban creando nuevas secuencias (algunos de los diálogos se añadieron en doblaje), incluso los famosos números musicales de “Put the Blame on Mame” y “Amado mío” se realizaron casi finalizando el rodaje.
No importa que Rita no supiera cantar. Nadie se movía como ella, nadie podía interpretar un personaje como este. Cuando dice en un diálogo memorable que si “fuera un rancho, se llamaría Tierra de Nadie”, quedas sobrecogido. El lucimiento que realiza en cada secuencia es espectacular. No es sólo belleza (es cierto, nunca hubo otra como ella) es la fuerza y la vulnerabilidad a un tiempo.
El maravilloso número en el que ella se venga de Johnny interpretando en el casino el tórrido “strip-tease” pasa con justicia a la historia del cine (remata con la famosa bofetada). “Gilda” es una obra maestra, en la que todos los detalles que hacen una gran película están ahí con la máxima expresión.
Una fotografía maravillosa de Rudolph Maté; una dirección artística que hacen un Buenos Aires improbable pero imborrable; las actuaciones prodigiosas con un Glenn Ford destilando una química insuperable no sólo con Rita, sino con Geoge Macready con el que mantiene una relación homosexual brillantemente insinuada (o un trío, pues siempre está un “pequeño amigo”); y Steven Geray, como “Tío Pío”, un personaje único en toda la historia del cine negro.Hay que saborear “Gilda”, tiene el sabor del cine legendario.

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Ni contigo ni sin ti
Huyo como loca poseida de todos aquellos a quienes escucho mediante discurso técnico-intelectual, hablar de lo que sea, pero como aquí hablamos de lo que hablamos...pues eso, echo a correr ante discursos que me intenten convencer de una manera teórica que una peli antigua es buena, mala, mejor o peor... Por eso los dogmáticos del cine clásico suelen caerme muy mal, siendo como soy una enamorada de éste.

Por qué? secillo, una peli me gusta o no me gusta por cómo me entra por los poros en el momento que la veo, por las sensaciones que me provoca, por el sabor que deja en mi paladar, por la excitación incluso sexual de esos momentos, por cómo noto sin vérmelos que mis ojos brillan más y distinto...


De la teorización coñazo ya se encargará mi maleducada cabecita después, pero porque aún no la tengo del todo dominada, eh...porque pienso conseguir hasta eso, anularla por completo incluso después de levantarme de la butaca una vez acabada la peli, y dejarme impregnar exclusivamente por la sabiduría de lo sensorial.
Eso es lo que realmente no me engaña y a lo único que debo escuchar para saber si me encuentro ante una buena o una mala película.
Por eso para estar convencida y decir abiertamente que el cine sufre inmerso en una espiral de terrible y continua involución, no me hacen falta rolletes dircursivos que hablen de talento narrativo, de dirección de actores, de profesionalidad interpretativa, de fotografía, planos o técnica de cámara...Por dios, no...Yo, simplemete te digo que veas Gilda
Siona