domingo, 29 de noviembre de 2009

Cine mejicano-1936-1957


Alla en el rancho grande,1936



Al terminar la guerra, el cine mexicano gozó del prestigio que había alcanzado durante unos años más. Sin embargo, el repunte del cine norteamericano y la aparición de la televisión representaron una seria amenaza para una cinematografía que ya daba señales de cansancio.

En 1946 asumió la presidencia el veracruzano Miguel Alemán Valdés. La llegada al poder de Alemán representó un cambio importante dentro de las estructuras del poder político en México. Alemán era el primer civil que llegaba a la presidencia desde 1932.

Entre 1946 y 1950 ocurrieron cosas importantes dentro del cine nacional: Emilio Fernández consolidó su fama mundial al obtener distintos premios internacionales, el director español Luis Buñuel inició la etapa mexicana de su filmografía y Pedro Infante se convirtió en el actor más popular de nuestro país.

A pesar de ello, el cine mexicano comenzó a manifestar síntomas de no estar del todo bien. Para preservar el ritmo de trabajo alcanzado durante la guerra, las compañías productoras decidieron abaratar los costos de producción de las películas. De esta manera proliferaron los llamados "churros": películas de bajo presupuesto, filmadas en poco tiempo y de mala calidad en general.

Bajo el gobierno de Alemán se decretó la Ley de la Industria Cinematográfica. En ella se dejaba a la Secretaría de Gobernación, por conducto de la Dirección General de Cinematografía, el estudio y resolución de los problemas relativos al cine. Esta decisión -que con el tiempo afectaría negativamente al desarrollo de nuestro cine- fue tomada por la necesidad de controlar al monopolio de la exhibición cinematográfica que existía en esos años (García Riera, 1986: 160).



Para 1949, la exhibición de películas en la República Mexicana estaba casi totalmente controlada por un grupo encabezado por el norteamericano William Jenkins. Al pasar el control del cine a la Secretaría de Gobernación, Alemán intentó desmantelar el monopolio, al mismo tiempo que dio el primer paso para la burocratización del cine, un lastre que la industria ha venido arrastrando hasta nuestros días.



Clásicos de la época de oro (1936-1957)
Con el estreno de Allá en el Rancho Grande (1936) de Fernando de Fuentes el cine mexicano inició su época de oro. En esos años, la conjunción perfecta de una industria pujante, excelentes realizadores y un soberbio cuadro de estrellas permitió la producción de un cine de gran calidad y éxito comercial. Prueba de ello es que más de la mitad de las seleccionadas entre las 100 mejores películas del cine mexicano corresponden a aquellos años dorados. En 1957, con la trágica muerte de Pedro Infante, el cine mexicano culminó su mejor etapa e inició una larga crisis que perdura hasta nuestros días.

Clásicos de la época de oro:
Allá en el Rancho Grande (1936) de Fernando de Fuentes
Águila o sol (1937) de Arcady Boytler
La mujer de nadie (1937) de Adela Sequeyro
Diablillos de arrabal (1938) de Adela Sequeyro
Ahí está el detalle (1940) de Juan Bustillo Oro
Cuando los hijos se van (1941) de Juan Bustillo Oro
La isla de la Pasión (Clipperton) (1941) de Emilio Fernández
El baisano Jalil (1942) de Joaquín Pardavé
Historia de un gran amor (1942) de Julio Bracho
Una carta de amor (1943) de Miguel Zacarías
Distinto amanecer (1943) de Julio Bracho
Doña Bárbara (1943) de Fernando de Fuentes
Flor silvestre (1943) de Emilio Fernández
María Candelaria (Xochimilco) (1943) de Emilio Fernández
México de mis recuerdos (1943) de Juan Bustillo Oro
Santa (1943) de Norman Foster y Alfredo Gómez de la Vega
Las abandonadas (1944) de Emilio Fernández
La barraca (1944) de Roberto Gavaldón
Bugambilia (1944) de Emilio Fernández
Campeón sin corona (1945) de Alejandro Galindo
Pepita Jiménez (1945) de Emilio Fernández
La perla (1945) de Emilio Fernández
Enamorada (1946) de Emilio Fernández
Gran Casino (1946) de Luis Buñuel
La otra (1946) de Roberto Gavaldón
Los tres García (1946) de Ismael Rodríguez
La diosa arrodillada (1947) de Roberto Gavaldón
Gángsters contra charros (1947) de Juan Orol
Músico, poeta y loco (1947) de Humberto Gómez Landero
El niño perdido (1947) de Humberto Gómez Landero
Nosotros los pobres (1947) de Ismael Rodríguez
Río Escondido (1947) de Emilio Fernández
Calabacitas tiernas (¡Ay qué bonitas piernas!) (1948) de Gilberto Martínez Solares
Esquina bajan...! (1948) de Alejandro Galindo
Una familia de tantas (1948) de Alejandro Galindo
Lola Casanova (1948) de Matilde Landeta
Maclovia (1948) de Emilio Fernández
Pueblerina (1948) de Emilio Fernández
Salón México (1948) de Emilio Fernández
Los tres huastecos (1948) de Ismael Rodríguez
Aventurera (1949) de Alberto Gout
Doña Diabla (1949) de Tito Davison
Duelo en las montañas (1949) de Emilio Fernández
El gran calavera (1949) de Luis Buñuel
La malquerida (1949) de Emilio Fernández
La negra Angustias (1949) de Matilde Landeta
La oveja negra (1949) de Ismael Rodríguez
No desearás la mujer de tu hijo (1949) de Ismael Rodríguez
El rey del barrio (1949) de Gilberto Martínez Solares
¡Ay amor... cómo me has puesto! (1950) de Gilberto Martínez Solares
Doña Perfecta (1950) de Alejandro Galindo
En la palma de tu mano (1950) de Roberto Gavaldón
La marca del zorrillo (1950) de Gilberto Martínez Solares
Los olvidados (1950) de Luis Buñuel
Rosauro Castro (1950) de Roberto Gavaldón
Sensualidad (1950) de Alberto Gout
Siempre tuya (1950) de Emilio Fernández
Simbad el mareado (1950) de Gilberto Martínez Solares
El suavecito (1950) de Fernando Méndez
Susana (Carne y demonio) (1950) de Luis Buñuel
Víctimas del pecado (1950) de Emilio Fernández
A. T. M. A toda máquina! (1951) de Ismael Rodríguez
El ceniciento (1951) de Gilberto Martínez Solares
Chucho el Remendado (1951) de Gilberto Martínez Solares
La hija del engaño (1951) de Luis Buñuel
Una mujer sin amor (1951) de Luis Buñuel
Mujeres sin mañana (1951) de Tito Davison
La noche avanza (1951) de Roberto Gavaldón
El revoltoso (1951) de Gilberto Martínez Solares
Subida al cielo (1951) de Luis Buñuel
Trotacalles (1951) de Matilde Landeta
El bello durmiente (1952) de Gilberto Martínez Solares
El bruto (1952) de Luis Buñuel
Dos tipos de cuidado (1952) de Ismael Rodríguez
Él (1952) de Luis Buñuel
Me traes de un ala (1952) de Gilberto Martínez Solares
El rebozo de Soledad (1952) de Roberto Gavaldón
Robinson Crusoe (Adventures of Robinson Crusoe) (1952) de Luis Buñuel
Abismos de pasión (1953) de Luis Buñuel
Espaldas mojadas (1953) de Alejandro Galindo
La ilusión viaja en tranvía (1953) de Luis Buñuel
El mariachi desconocido (Tin Tan en La Habana) (1953) de Gilberto Martínez Solares
Raíces (1953) de Benito Alazraki
El rapto (1953) de Emilio Fernández
Reportaje (1953) de Emilio Fernández
Escuela de vagabundos (1954) de Rogelio A. González
El río y la muerte (1954) de Luis Buñuel
El vizconde de Montecristo (1954) de Gilberto Martínez Solares
Ensayo de un crimen (1955) de Luis Buñuel
El inocente (1955) de Rogelio A. González
Lo que le pasó a Sansón (1955) de Gilberto Martínez Solares
El médico de las locas (1955) de Miguel Morayta
El gato sin botas (1956) de Fernando "Papi" Cortés
Ladrón de cadáveres (1956) de Fernando Méndez
La muerte en este jardín (La mort en ce jardin) (1956) de Luis Buñuel
Torero (1956) de Carlos Velo
El vampiro (1957) de Fernando Méndez





Espaldas mojadas (1953)

México Blanco y Negro
Lugar dentro de las 100 mejores películas del cine mexicano: 97

Una producción de:
ATA Films y Atlas Films

Género:
Drama social

Duración:
116 min.

Sonido:
Monoaural

Dirección:
Alejandro Galindo

Asistente de Dirección:
Jesús Marín

Producción:
José Elvira; gerente de producción: Manuel Jasso Rojas; jefe de producción: Luis G. Rubín

Guión:
Alejandro Galindo

Fotografía:
Rosalío Solano; stock shots para efectos especiales: Bill Miller

Escenografía:
Edward Fitzgerald

Maquillaje:
Carmen Palomino

Edición:
Carlos Savage

Sonido:
Rodolfo Solís y Jesús González Gancy

Música:
Jorge Pérez H.; canciones: "Nací en la frontera", "Canción mixteca", "Desterrado me fuí", "Dos arbolitos"


Reparto: David Silva
....
Rafael Améndola Campuzano

Víctor Parra
....
míster Sterling

Martha Valdés
....
Mary o María del Consuelo

Óscar Pulido
....
Luis Villarreal o Louie Royalville

José Elías Moreno
....
Frank Mendoza

Pedro Vargas
....
bracero

Alicia Malvido
....
Agnes

Carolina Barret
....
Margarita Frías

Salvador Godínez
....
bracero

Lola Beltrán
....
cantante

Rogelio Fernández
....
bracero

Guillermo Álvarez Bianchi
....
Rico

Eulalio González "Piporro"
....
Alberto Cuevas

Jorge Treviño
....
cantinero

Jorge Arriaga
....
comisario

José Chávez Trowe
....
Felipe Quintanilla

Salvador Quiroz
....
policía mexicano

Gregorio Acosta



Julio Sotelo

Emilio Garibay

José Luis Fernández

Trío Calaveras

Sinopsis:
Huyendo de la justicia, el trabajador Rafael Améndola logra cruzar la frontera ayudado por el "pollero" Frank Mendoza, socio del estadounidense Sterling. Ya en territorio de los Estados Unidos, Rafael vive en constante zozobra, sin lograr adaptarse al estilo de vida americano y añorando con nostalgia su vida en México.Crítica y análisis sobre el cine mexicano


Libros de crítica y análisis


Revistas


El ejercicio de la crítica cinematográfica en México cuenta con una tradición centenaria y se ha visto revitalizado con la constante aparición de libros y revistas que revisan, desde una perspectiva crítica, el fenómeno cinematográfico en nuestro país. La siguiente selección no es exhaustiva pero demuestra la gran cantidad de material que se ha escrito sobre nuestro cine.




Libros de crítica y análisis (listado alfabético por título):
Aventura del cine mexicano: En la época de oro y después, La (1993) por Jorge Ayala Blanco
Bandolero, el pocho y la raza, El (2000) por David R. Maciel
Búsqueda del cine mexicano, La (1986) por Jorge Ayala Blanco
Bye Bye Lumière... Investigación sobre cine en México (1994) por Eduardo de la Vega Alfaro y Enrique E. Sánchez Ruiz (Compiladores)
Cine y género (2001) por Patricia Torres San Martín
Cinta de plata, La (1986) por Jaime Torres Bodet
Condición del cine mexicano, La (1986) por Jorge Ayala Blanco
Década perdida, La (1986) por Gustavo García
Disolvencia del cine mexicano: Entre lo popular y lo exquisito, La (1991) por Jorge Ayala Blanco
Eficacia del cine mexicano: Entre lo viejo y lo nuevo, La (1996) por Jorge Ayala Blanco
Exaltados, Los (1992) por Ángel Miquel
Fugacidad del cine mexicano, La (2001) por Jorge Ayala Blanco
Grandeza del cine mexicano, La (2004) por Jorge Ayala Blanco
Horizontes del segundo siglo: Investigación y pedagogía del cine mexicano, latinoamericano y chicano (1998) por Julianne Burton-Carvajal, Patricia Torres San Martín y Ángel Miquel (Editores)
Imágenes cambiantes (1996) por Luis Trelles Plazaola
Mujeres de luz y sombra en el cine mexicano (1998) por Julia Tuñón
Por las pantallas de la ciudad de México (1995) por Ángel Miquel
Rostros de un mito: Personajes femeninos en las películas de Emilio "Indio " Fernández, Los (2000) por Julia Tuñón
Rostros del cine mexicano (1999) por Carlos Monsivais
Verdad y mentira del cine mexicano (1981) por Alejandro Galindo
Revistas (listado cronológico):
DICINE (1984-1997)



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“El cine mexicano no se puede explicar actualmente sin las escuelas de cine”


Patricia E. Dávalos Culturas Martes 14 de Marzo, 2006 Hora de creación: 00:00 Ultima modificación: 04:02


El cine se aprendía en la práctica y sin fundamento teórico y fue a partir de la creación de escuelas que se formaron cineastas con preocupaciones más profundas y una visión más crítica de lo que les rodea. Y es claro que el talento no se adquiere, pero sí las técnicas para consolidar una visión y transmitirla; para eso están las escuelas como el CUEC, señaló su director, el cineasta Armando Casas.
Hoy en Bellas Artes, durante la ceremonia número 48 de la entrega del Ariel a lo mejor del cine mexicano, el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos, conjuntamente con el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC), recibirán el Ariel de Oro por su contribución al cine mexicano.
Armando Casas (Un mundo raro, 2001), actual director del CUEC, subraya que la escuela, inscrita dentro de la Universidad Nacional Autónoma de México, es merecedora justa del reconocimiento de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas, pues se ha encargado de formar a cineastas reconocidos a lo largo de 43 años, desde su fundación, en 1963.
El cineasta, entrevistado en su oficina de Adolfo Prieto donde se ubica la escuela, explica a Crónica orgulloso: “ya se habían tardado” en otorgar este reconocimiento, y asegura, no se puede entender el buen cine mexicano, con todo y los problemas de la producción, sin las escuelas de cine.
“Tenemos unos cineastas más preparados técnicamente, con una visión y un bagaje más profundo; creo que la academia es el camino más corto, no el más fácil, para formarse como cineastas, y es el camino que tiene mayores certezas. Finalmente uno va formando y aprendiendo con ejercicios y es menos doloroso que el mundo real”, dice Casas, quien al igual que otros cineastas, debió pasar por momentos difíciles para conseguir levantar su propia ópera prima.
Orgulloso universitario, Casas afirma que el CUEC tienes más fortalezas que debilidades, entre las que destacan la pluralidad, la visión crítica, la tolerancia, la amplitud de ideas, el análisis, la dimensión social, “creo que estas son las características de la escuela. Hay gente que estudia en el extranjero, a donde van sólo quienes tienen la posibilidad económica, pero regresan con la convicción de que el CUEC es mejor”.
Cada año, la escuela de cine de la UNAM admite solo a 15 personas, de un promedio de 250 peticiones. “La escuela tiene un gran nivel de funcionamiento, estamos en festivales, obtenemos premios, la gente es muy capacitada porque aceptamos sólo quince. Y son los 15 mejores. Tenemos la experiencia para decir quiénes son. No puedes aceptar a alguien que no trae cierto bagaje cultural, a quien no le detectas cierta visión; a quien no tiene cierta capacidad de imaginación, o de construcción de lenguaje, de articulación, le va a costar más trabajo”, explica Casas.
Mientras se discute sobre si el cine se enseña o no, Casas habla de gente generosa que siempre quiere transmitir sus conocimientos y su arte a los estudiantes, en esta paradoja, refiere el cineasta, hay elementos que no se pueden enseñar, “y es cierto que el bagaje, el talento, la visión no se enseñan, pero si las técnicas para que ellos puedan consolidar una visión, con un sentido crítico social, muy distinto a lo que se estaba haciendo en el cine mexicano.
“Se ve que la mirada es otra, hay análisis. A diferencia de muchas otras escuelas, los muchachos no están solos ni filman por filmar; hay una historia, todo debe estar al servicio de una visión, de un universo propio, con el dominio de la técnica, que sin tener nada que expresar es vacía. Aquí hacemos cine que busca expresar emociones, transmitir emociones e ideas”, afirma el director del CUEC.



De sus filas han egresado 349 cineastas
Como hacedor de cineastas, el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos tiene en su haber 349 egresados en sus 43 años de creación, cuando el maestro Manuel González Casanova se interesó en la enseñanza académica del cine en la UNAM y a partir de las reflexiones llamadas 50 lecciones de cine y lecciones de análisis cinematográfico surgieron algunas conferencias y después la primera escuela de cine en México y América Latina.
Un par de viejas cámaras bolex de 16 mm, una moviola también de 16 mm., y un estudio de proyección usado fueron los primeros elementos de la escuela que hoy presume una cámara profesional de 35 mm.
Desde su fundación han egresado 349 alumnos de unos 800 que han pasado por sus aulas, y cada año se reciben sólo a 15. Su acervo es de 800 películas y sus realizaciones han obtenido 85 premios y reconocimientos nacionales e internacionales, 40 de los cuales han sido en los últimos cinco años.
A 43 años de su creación, el CUEC no es sólo semillero de cineastas, que, a decir de su director, Armando Casas, encuentran trabajo en el extendido universo audiovisual —entiéndanse cine y sus rubros, como sonido, edición, fotografía, etcétera—, sino que es también formador de profesores reconocidos internacionalmente.
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