sábado, 7 de marzo de 2009

Carros de fuego



TITULO ORIGINAL
Chariots of Fire
AÑO
1981
DURACIÓN
123 min.
Trailers/Vídeos
PAÍS

DIRECTOR
Hugh Hudson
GUIÓN
Colin Welland
MÚSICA
Vangelis
FOTOGRAFÍA
David Watkin
REPARTO
Ben Cross, Ian Charleson, Nigel Havers, Cheryl Campbell, Alice Krige, Ian Holm, John Gielgud, Lindsay Anderson, Brad Davis, Dennis Christopher, Nigel Davenport, Peter Egan, Patrick Magee
PRODUCTORA
20th Century Fox / Allied Stars present an Enigma Production. Producer: David Puttnam
GÉNERO Y CRÍTICA
Más información
1981: 4 Oscar: mejor película, guión original, banda sonora original, vestuario / Drama. Deporte (atletismo) /

SINOPSIS: En Gran Bretaña, en el año 1920, Harold Abrahams y Eric Lidell estaban hechos para correr. No sólo una razón les llevaba a correr más rápido que ningún otro hombre. Sus motivos eran tan diferentes como sus pasados; cada uno tenía su propio Dios, sus propias creencias y su propio empuje hacia el triunfo. (FILMAFFINITY)----------------------------------------Oscarizada historia, basada en hechos reales, sobre dos jóvenes británicos que participaron en los Juegos Olímpicos de 1924. Tan reconocida y memorable como el propio film fue su banda sonora de Vangelis. (FILMAFFINITY)----------------------------------------"Dirigida con exquisita corrección (...) Su banda sonora es memorable" (Fernando Morales: Diario El País




Chariots of Fire
De Wikipedia, la enciclopedia libre
Chariots of Fire
Título
Carros de Fuego Carrozas de fuego
Ficha técnica
Dirección Hugh Hudson
Producción David Puttnam
Guión Colin Welland
Música Vangelis
Fotografía David Watkins
Reparto
Ben Cross, Ian Charleston, Nigel Havers, Cheryl Campbell, Alice Krige, Ian Holm, John Gielgud, Lindsay Anderson, Brad Davis, Dennis Christopher, Nigel Davenport, Peter Egan, Patrick Magee
Datos y cifras
País(es) Reino Unido
Año 1981
Género Drama/Deporte
Duración 123 min
Compañías
Presupuesto $5,500,000
Ficha en IMDb


Chariots of Fire (también conocida como Carros de fuego y Carrozas de fuego) es una película británica de 1981. Escrita por Colin Welland y dirigida por Hugh Hudson, y basada en la historia real de los atletas británicos preparándose para competir en los Juegos Olímpicos de París 1924, la película fue nominada a siete Premios Óscar, y ganó cuatro, incluyendo el Oscar a la mejor película.

Argumento [editar]
Gran Bretaña, año 1920. Dos jóvenes corredores de diferentes clases sociales (Harold Abrahams y Eric Liddell) se entrenan con un mismo objetivo: competir en los Juegos Olímpicos de París 1924. Erik es un cristiano evangélico de la iglesia reformada de Escocia y sus


padres son misioneros en
China
.
Eric nacido en China pero ha vuelto a Escocia para estudiar, y ha llegado a ser un famoso jugador de Rugby. Su fama como deportista excepcional más su simpática personalidad y su desenvolvimiento como un predicador del evangelio en contacto con la gente hacen de Erik un personaje de excepcional talla: famoso pero humilde, conocido por todos pero también accesible a todos, querido por los niños y por los grandes,...





Cuando finaliza la película se informa que Erik murió después de la Segunda Guerra Mundial en la China ocupada y que toda Escocia lo lloró. Erik aparece como un cristiano humilde y satisfecho en Dios que, con gran clarividencia y fe, entiende que la voluntad de Dios para su vida es ser misionero en la China, una vida heroica de por sí, pero que además Dios se complace con que él corra y use sus dones como el veloz corredor que es, lo cual deberá hacer antes de dirigirse a su destino final en la China. Pero Erik no solo es un veloz corredor, cuando corre puede verse su alegría y su empuje interior excepcionales que deja a todos los espectadores pasmados, entre ellos al mismo Harold Abraham.
Harold Abraham también es un personaje conmovedor, en agudo contraste con Erik, en su condición de judío Harold percibe dolorosamente que no cuenta con el beneplácito de las personas inglesas (una Inglaterra a la que él llama anglosajona y cristiana) al menos no el beneplácito que él espera. Harold posee una personalidad signada por un complejo de inferioridad social, agravado por ser él una persona sensible e inteligente. Harold encuentra una solución a su necesidad de aprecio en ser un famoso corredor.

Cuando entra en el Caius College de la Universidad de Cambridge, bate el record de velocidad tradicional de la Universidad. Más adelante, con tres compañeros de Cambridge, llegarán a formar parte del equipo olímpico, al cual también se integrará Erik Lidell.
El climax de la participación en las olimpíadas nos dejará con un Harold Abraham cumplido y satisfecho que vuelve con una medalla de oro y el aprecio de toda Gran Bretaña a encontrarse con su fiel novia que sería su esposa. Y termina con un Erik Lidell que alcanza toda su talla como el asombroso y querido héroe que es.
Otro personaje importante de la película es Aubrey Montague de quien podría decirse que es el héroe anónimo: es el paciente y comprensivo amigo del conflictuado Harold Abrahams. Montague hace posible para Abrahams el apoyo formidable que sólo puede darlo un verdadero amigo.

Comentarios adicionales [editar]
Película ganadora de 4 Oscars (mejor película - David Puttnam, mejor guión original - Colin Welland, mejor banda sonora original - Vangelis y vestuario - Milena Canonero), y nominada a mejor actor de reparto - Ian Holm, director - Hugh Hudson, y montaje.
Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/Chariots_of_Fire"






Alas en los pies







Harold Abrahams y Eric Liddell son dos atletas extraordinarios, uno judío y otro cristiano, que han nacido para correr. Pero ambos tienen objetivos diferentes, familia e ideas distintas, aunque tanto uno como el otro quieren competir en las Olimpiadas de 1924 y ser los mejores. Admirable resulta el afán de superación de los muchachos, uno que se lo dedica a Dios y el otro que se lo toma como un orgulloso reto personal, para asegurarse su plaza en la Universidad de Cambridge.

El gran productor británico David Puttnam (Los duelistas, La misión, Los gritos del silencio) dio la oportunidad de debutar en la dirección a un joven Hugh Hudson. Y éste no la desaprovechó. Se trata de una maravillosa película ganadora con todo merecimiento de cuatro Oscar, para vestuario, fotografía, guión e inolvidable banda sonora a cargo de Vangelis.
CRITICAS


Cine bueno: Carros de Fuego
El sábado fui al videoclub. Mire largo rato el anaquel donde están las películas recientes. Por desgracia ninguna me decía nada. Por suerte el videoclub de al lado de caso ha tenido la genial idea de poner a disposición de sus clientes un interesante repertorio de películas clásicas. "Carros de Fuego" es una gran película clásica, de modo que la alquilé.
Trata de un grupo de atletas ingleses que se prepara para competir en las pruebas de atletismo de las olimpiadas de París (1924). La ambientación es excepcional, y la música es emocionante no sólo en si misma sino por lo estupendamente seleccionada que está y los mensajes que manda.


Sin esa música la película no sería ni de lejos la misma, y de hecho uno de los 4 Oscars que recibió fue por la banda sonora.Al final la historia se centra en dos personajes: Eric Liddell y Harold Abrahams.

El primero es un expléndido corredor escocés de familia evangelista para el que su fe y su conciencia priman sobre el deseo de ganar.

El segundo es un estudiante de derecho judio para el que ganar como medio para alcanzar reconocimiento para los de su raza es lo primero.

La película tiene algunas "licencias literarias" que se explican en el vínculo que he puesto para Eric Lidell, pero en general representa fielmente la época y las circunstancias. Uno no puede dejar de sentir aprecio por la posición de Liddell que se niega a competir en la prueba donde a priori tiene más posibilidades (100 metros) dado que las series clasificatorias se corren en Domingo.

Resulta verdaderamente conmovedor, sobre todo en los tiempos que corren, ver como una persona es capaz de poner su conciencia por encima de todas las otras consideraciones. No deja de resonar en la mente de uno, sin embargo, que el sábado está hecho para el hombre y no el hombre para el sábado (Mc 2:27).

Por otro lado la postura de Abrahams (sobre la que no se que hay verdaderamente de cierto) dispuesto a saltarse reglas no escritas (tener un entrenador "profesional") con tal de ganar aparece como egoista, calculadora y mezquina en grado sumo. La circunstancia concreta a dia de hoy no supone nada peculiar, pero sin duda hace pensar que empezando por esas cosas pequeñas se termina en los escándalos de dopaje que tenemos actualmente.

Lo cual lleva a sacar conclusiones morales bastante obvias. En fin, preciosa película donde también hay sitio para el amor (muy bien contado, todo sea dicho) para que la señora no se aburra. Muy recomendable para todo el mundo.
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Un homenaje al deporte y la superación personal
Esta película es un símbolo con el que nos identificaremos todos los que amamos realmente el deporte. El deporte es algo que yo veo como medio de la superación personal, la paz con uno mismo y el bienestar.Sin embargo eso se ha perdido con los años, en los que los Juegos Olímpicos han perdido el espiritu con el que los fundó el Barón Pierre de Coubertin, intentando simular aquel precioso evento que tenía lugar en la Grecia antigua cada cuatro años.

Hoy día, se utilizan para convertirlo en un circo a nivel mundial en el que los deportistas de élite intentan satisfacer la exigencia a las que sometemos miles de espectadores, a la espera de que batan records mundiales y hagan sonar "nuestro" himno nacional (cosa que ha dado lugar al dopaje, del que tanto nos quejamos, sin darnos cuenta que hemos sido nosotros los que lo hemos originado por culpa de nuestra demanda de éxitos bajo nuestra bandera, que en ocasiones, más que hazañas, parecen milagros).Resulta emocionante imaginarse corriendo a Harold Abrahms y Eric Lidell, cada uno con sus creencias, sus ideas...

pero dentro de la pista son iguales, corren el el mismo suelo. Un gran reflejo de los que es el DEPORTE, y el porqué el Barón de Coubertin quiso resucitar este bello acontecimiento.Para mi, al igual de los que alguna vez hemos soñado con nadar en las Picornell, de correr en el olímpico de Munich, de superarnos en Atenas... para todos nosotros será siempre un símbolo de lo que significan realmente los Juegos Olímpicos y el deporte, al igual que la mítica composición de Vangelis será nuestro himno.
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En esta carrera siempre gana la banda sonora (de Vangelis), y con mucha ventaja. Se mire por donde se mire "Carros de fuego" es un producto agradable, falto del verdadero aliento clásico y sobre todo recordada por la magnífica B.S.O.




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