miércoles, 28 de enero de 2009

Nuestra cosa latina


MÚSICA
DOCUMENTAL SOBRE LA MÚSICA LATINA DE LOS 70

El Harlem hispano, retratado en 'Our Latin Thing' por Pedro Galiano
‘Our Latin Thing’ es más que un documental sobre música. La película, dirigida por Leon Gast (‘Cuando éramos reyes’), es la foto fija de un instante irrepetible, un preciso retrato del Harlem hispano en un momento en el que bullía de creatividad y vida. Gracias a la impagable labor de Vampi Soul, ahora podemos disfrutar, por primera vez en DVD, del film que aupó al estrellato a la Fania All Stars y popularizó la salsa.
Título: OUR LATIN THING (Nuestra cosa)Año: 1971Género: DocumentalDirección: Leon GastProducción: Jerry MassuciDistribución: Vampi Soul DVDDuración: 83 minutos
‘Our Latin Thing’ muestran la vida cotidiana de una comunidad orgullosa y unida que, mediante la música, festeja en la calle la alegría de vivir. Música, diversión y colorido como antídoto a la pobreza y la marginalidad que se alzan, mejor que un grito de desesperación, por encima de los rascacielos.
N LA década de los sesenta se cruzaron muchas tendencias musicales fruto de una efervescencia creativa nunca superada. Propiciado por el derrocamiento de Batista y el consiguiente éxodo masivo de cubanos a Nueva York, tuvo lugar uno de los encuentros más fructíferos y fascinantes, en cuanto a ritmos bailables se refiere, que jamás se hayan producido: el de los ritmos afrocubanos y puertorriqueños tradicionales con el soul, el jazz y el rhythm and blues, semilla del boogaloo y el latin soul.
En un proceso de contaminación mutua, los músicos anglosajones de jazz, prendados de los ritmos calientes, fichan a percusionistas latinos como Ray Barreto o Cándido Camero, mientras que los Nuyoricans (los latinos afincados en Harlem) crean su propia industria paralela con los sellos Fania, Cotique o Tico, donde plastifican el sonido vibrante y contagioso de gente como Machito, Chano Pozo, Arsenio Rodríguez, Joe Bataan, Eddie Palmieri y otras luminarias de ‘El Barrio’, capaces de ofrecer shows cantando en inglés en el Teatro Apolo, templo de la música negra.
Una década después, en plena época de reivindicación de los derechos civiles, la comunidad latina refleja su situación sociopolítica en la descomunal megapoli mediante textos concienciados mientras subvierte patrones sonoros hasta el punto de covertir la etiqueta ‘salsa’ en un término difuso e incluso controvertido.
En estas llegamos a la noche del 26 de agosto de1971. El italo-americano Jerry Massuci, un hombre de negocios que ejerce de capo del sello Fania, tiene el acierto de encargar la filmación de la primera reunión de la Fania All Stars en el emblemático Cheetah neoyorkino a Leon Gast, un fotógrado y documentalista que posteriormente (1973) dirigirá ‘Cuando éramos reyes’. Es una noche mágica en la que un local abarrotado con más de 4.000 almas se mueven al son de los infecciosos ritmos de una superbanda alucinante: Ray Barreto, Willie Colon, Larry Harlow, Johnny Pacheco, Roberto Roena, Bobby Valentín, Santos Colon, Hector Lavoe, Ismael Rivera, Pete ‘El Conde’ Rodríguez, Adalberto Santiago, Bobby Cruz, José ‘Cheo’ Feliciano, Ricardo Ray, Reynaldo Jorge, Roberto Rodríguez, Barry Rogers, Yomo Toro y Hector Zarzuela, entre otros. La química entre los músicos y el público es perfecta, la atmósfera irrepetible y el éxito del estreno de la película catapulta a sus protagonistas al estrellato y sirve de detonante del boom de la salsa durante la década de los setenta, el punto álgido del género con la vuelta al español como idioma de referencia.
Pero la película es mucho más que un concierto. Para completar las imágenes del macroevento, Gast hace una incursión en el corazón del Spanish Harlem y, cámara al hombro, pulsa el ambiente del gueto. Las secuencias tomadas, intercaladas en el montaje final de la película junto a la actuación, muestran la vida cotidiana de una comunidad orgullosa y unida que, mediante la música, festeja en la calle la alegría de vivir.
Música, diversión y colorido como antídoto a la pobreza y la marginalidad que se alzan, mejor que un grito de desesperación, por encima de los rascacielos. Tras un impactante inicio en el que un niño nos va guiando a través los recovecos del barrio latino, peleas de gallos, conciertos callejeros, arrestos policiales y rituales de santería completan un documental que, por primera vez está disponible en DVD gracias a la gentileza de Vampi Soul y que, no sabemos porqué, ha sido ignorado en la edición de este año de In-Eddit. Gózenlo, pero ya!


Anacaona


OUR LATIN THING PARTE I


OUR LATIN THING PARTE 5

domingo, 11 de enero de 2009

La clase obrera va al paraíso



TITULO ORIGINAL
La classe operaia va in paradiso
AÑO
1972
DURACIÓN
111 min.
Sugerir trailer/vídeo
PAÍS
DIRECTOR
Elio Petri
GUIÓN
MÚSICA
FOTOGRAFÍA
REPARTO
Gian Maria Volonté, Mariangela Malato, Salvo Randone
PRODUCTORA
GÉNERO Y CRÍTICA
Más información
1972: Cannes: Palma de Oro / Drama social / Ejemplo del cine denuncia, en este caso de las condiciones laborales en las fábricas, a través de la historia de un obrero modelo que, a raíz de un accidente, se convierte en sindicalista. (FILMAFFINITY)---------------------------------------


LA CLASE OBRERA VA AL PARAISO (1971)

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Mientras que la clase obrera es únicamente aquella parte del proletariado que no tiene otra posibilidad de supervivencia que vender su fuerza de trabajo. Nada más y nada menos.
No son obreros los artesanos y artistas que trabajan y viven de sus propios medios de producción o se mantienen con su ingenio, pequeños comerciantes, deportistas profesionales, pequeños campesinos, profesionales libres o autónomos, funcionarios religiosos, mujeres que no quieren vender su fuerza de trabajo sino intentar gozar o soportar las tareas de reproducción, u otras actividades afines (varones muchos menos, todavía..), y todas las demás personas que renuncian, no pueden o no quieren venderse como mercancía a un capitalista, a un propietario de medios de producción y capital, grande o pequeño que sea.

Mientras que, literalmente, es trabajador todo aquel que trabaja, si y cuando trabaja. Empleado o capitalista activo, en funciones. Mercenario o artista. Obrero o latifundista activo. Político, sindicalista o empleado del hogar. Madre reproductora o Ongeista en misión. Etc.
Pero, por supuesto, únicamente una parte de estos trabajadores son obreros.

Los obreros empleados no agotan el concepto de trabajador. No es lo mismo un obrero que un trabajador, sino que hasta pueden estar en las antípodas como situación de clase. El obrero trabajador, por ejemplo, es casi siempre explotado por un capitalista trabajador. El trabajo los une como concepto, pero uno es obrero, el otro capitalista.

Dicho esto, todo resulta más claro. La trampa semántica que favorece la confusión entre trabajadores y obreros esconde algo mucho más gordo: la negación de la esencia del capitalismo.
Que es la lucha de las dos grandes clases mundiales contemporáneas, y que se presenta como interactividad de oposiciones parciales o en ocasiones antagónicas de los seis sectores que las componen: sector rentista, en funciones y oligárquico de la clase capitalista, y empleado, subempleado y desempleado de la clase obrera.

Así, salvadas rarísimas excepciones, los sindicatos se han transformado en mecanismos internos reguladores del llamado ?mundo del trabajo, ?marco laboral?, ?sector productivo?, ?mercado laboral?, etc.
No buscan el cambio radical, la revolución del modelo de desarrollo, representando a toda la clase.
No pueden ya salirse de su función interna, determinada por los sectores empleados a los que tienen que responder, y al estado que les tolera, apoya o protege.
Todo el mecanismo sindical capitalista, o prácticamente todo, está integrado en esta función, y de ahí que les conviene confundir a obreros con trabajadores, para transmitir una impresión de función social general.

Pero en realidad la clase obrera de la globalización, al interior de cada pueblo o a nivel global planetario, no está ni defendida ni representada, ni menos aún organizada por ningún movimiento social general, como lo es al contrario el sindicalismo para los trabajadores empleados.

Y esto es muy grave. Enormemente preocupante. A nivel mundial, la clase obrera se compone de manera minoritaria de empleados. Mientras, en los países industrializados metropolitanos y de capitalismo imperialista, el otro sector, el precariado o sector subempleado, está superando o ya ha superado en importancia al sector trabajador empleado de la clase!

En EH, la situación no es menos grave, a pesar de que al parecer existen todavía fuerzas sindicales que no han abandonado del todo una concepción de clase