viernes, 29 de octubre de 2010

El hombre que sabía demasiado

TÍTULO ORIGINAL The Man Who Knew Too Much
AÑO 1956

DURACIÓN 120 min. Trailers/Vídeos

PAÍS

DIRECTOR Alfred Hitchcock
GUIÓN John Michael Hayes
MÚSICA Bernard Herrmann
FOTOGRAFÍA Robert Burks
REPARTO James Stewart, Doris Day, Brenda de Banzie, Bernard Miles, Ralph Truman, Daniel Gélin, Alan Mowbray
PRODUCTORA Paramount Pictures
PREMIOS 1956: Oscar: Mejor canción
GÉNERO Intriga Espionaje. Remake
SINOPSIS El Dr. Ben MacKenna y su mujer Jo son una pareja estadounidense que pasa sus vacaciones en Marruecos junto con su hijo Hank. Tras la muerte de un espía en brazos de Ben, cuando éste se encontraban visitando el mercado de Marrakech, el matrimonio descubre que su hijo ha sido secuestrado. Sin saber en quién confiar, los MacKenna se ven envueltos en una pesadilla de espionaje internacional, asesinatos y angustia. (FILMAFFINITY)

CRÍTICAS ----------------------------------------
"El maestro retoma la historia que ya rodase en 1934 para dar forma a este inquietante thriller protagonizado por un inconmensurable Stewart. Conspiraciones, pistas falsas y malentendidos para una joya del cine de intriga" (Fernando Morales: Diario El País)
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El hombre que sabía demasiado (película de 1934)
De Wikipedia, la enciclopedia libre
(Redirigido desde El hombre que sabía demasiado (1934))
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Para otros usos de este término, véase El hombre que sabía demasiado.
The Man Who Knew Too Much
Título El hombre que sabía demasiado
Ficha técnica
Dirección Alfred Hitchcock
Dirección artística Alfred Junge
Guión Charles Bennett
D.B. Wyndham-Lewis
Fotografía Curt Courant
Montaje Hugh Stewart
Reparto Leslie Banks
Edna Best
Peter Lorre
Frank Vosper
Hugh Wakefield
Nova Pilbeam
Datos y cifras
País(es) Reino Unido
Año 1934
Duración 75 minutos
Compañías
Productora Gaumont British Picture Corporation
Ficha en IMDb
Ficha en FilmAffinity
El hombre que sabía demasiado es una película dirigida por Alfred Hitchcock. Años más tarde realizaría una versión en Estados Unidos que contó con la participación de James Stewart.

[editar] Argumento
Betty (Nova Pilbeam), hija de Bob (Leslie Banks) y Jean Lawrence (Edna Best), se van de vacaciones a Suiza. Allí conocen a Louis Bernard (Pierre Fresnay), un hombre un poco extraño. Louis, justo antes de morir, le pide a Bob que entregue unos documentos a las Autoridades. Poco a poco, se descubrirá que es un espía británico.
editar] Comentarios
El propio Hitchcock hizo una nueva versión en 1956 con mucho más presupuesto. [editar] Enlaces externos
El hombre que sabía demasiado
PELICULA ORIGINAL DE 1936 COMPLETA

The Man Who Knew Too Much (película de 1956)
De Wikipedia, la enciclopedia libre
(Redirigido desde El hombre que sabía demasiado (1956))
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Para otros usos de este término, véase El hombre que sabía demasiado.
The Man Who Knew Too Much
Título El hombre que sabía demasiado / En manos del destino
Ficha técnica
Dirección Alfred Hitchcock
Dirección artística Henry Bumstead
Hal Pereira
Guión Charles Bennett
D.B. Wyndham-Lewis
Música Bernard Herrmann
Fotografía Robert Burks
Montaje George Tomasini
Reparto James Stewart
Doris Day
Brenda De Banzie
Bernard Miles
Ralph Truman
Daniel Gélin
Datos y cifras
País(es) Estados Unidos
Año 1956
Duración 120 minutos
Compañías
Productora Gaumont British Picture Corporation
Ficha en IMDb
Ficha en FilmAffinity
The Man Who Knew Too Much conocida en castellano como El hombre que sabía demasiado (España y Sudamérica), y En manos del destino (México y Centroamérica), es una película de 1956 dirigida por Alfred Hitchcock. La película ya había sido realizada por el director en 1934 en el Reino Unido, años más tarde y ya en Estados Unidos volvió a hacer esta película con un presupuesto mayor y con actores más conocidos como James Stewart, Doris Day y Brenda de Banzie.

Contenido [ocultar]
1 Argumento
2 Comentarios
3 Premios
4 Enlaces externos


[editar] Argumento
Hank (Christopher Olsen), hijo de Ben (James Stewart) y Josephine Conway McKenna (Doris Day), se van de vacaciones a Marruecos. En el autobús conocen a Louis Bernard (Daniel Gélin), un hombre un poco extraño, quien es apuñalado mientras corría en la ciudad disfrazado de marroquí. Louis, justo antes de morir, le pide a Bob que entregue unos documentos a las autoridades. Poco a poco, se descubrirá que es un espía británico. Louis Bernard, en su agonía, comenta a Ben que es un espía y ha descubierto un complot para asesinar al premier inglés, así que le encomienda la misión de evitar el magnicidio. Este secreto pone en peligro la vida de Hank (hijo de Ben), quien es secuestrado por los autores del complot,con el fin de que Ben y su esposa Jo no divulguen a las autoridades inglesas el plan y eviten el asesinato. Ben y su esposa tratan por su cuenta de liberar a su hijo, pasando memorables equívocos. Ben entra a la tienda de un taxidermista llamado Ambrose Chapell (en inglés, Capilla de Ambrosio) siendo confundido con un demente, y al llegar a la verdadera capilla descubre que el reverendo y las damas de honor son los espías, quienes lo atrapan. Logra escapar para tratar de evitar el asesinato, lo que consigue Jo al gritar y distraer al asesino, provocando que falle el tiro. En represalia, se llevan Hank a una embajada, donde Jo con su famosa canción Lo que será, será consigue localizar a Hank, el cual responde silbando. Ben forcejea con el último asesino, quien cae por una larga escalinata y se desnuca (se dispara con su propia pistola y muere).

[editar] Comentarios





'El hombre que sabía demasiado', encuentro en Marrakech
Alfred Hitchcock se "remakea" a sí mismo y cumple con nota
8

Autor: Christian Aguilera

Anticipándose a la serie de remakes (encubiertos o no) que se han confeccionado con el paso de los años -El agente secreto, 39 escalones, Alarma en el expreso, Crimen perfecto, etc.-, Alfred Hitchcock decidió hacer lo propio con uno de sus films de la etapa inglesa que había marcado un punto de inflexión en cuanto a la recepción comercial.

El título en cuestión, El hombre que sabía demasiado (1934) ya había sido valorado en su época bajo el mecenazgo de David O. Selznick para ser readaptado, pero el proyecto acabaría siendo postpuesto, dándose un trasvase de «poderes» en el sentido que Paramount adquiriría los derechos de explotación de la historia urdida por Charles Bennett y D. B. Wyndham-Lewis.

Los dieciocho años transcurridos desde que se decidiera por dar luz verde al proyecto devino tiempo suficiente para que la historia sufriera notables cambios, el más evidente de los cuales sería el que la nueva versión de El hombre que sabía demasiado aconteciera, en su primera parte, en Marruecos en lugar de Suiza.

A pesar de que el guión escrito por John Michael Hayes y Angus McPhail contempla una breve referencia al país helvético donde Hitchcock y su familia solía pasar las vacaciones, esta nueva versión se mueve en dos naciones que exhiben severos contrastes entre ambas: Marruecos e Inglaterra.

La idea propuesta por Hayes de habilitar el país nordafricano como escenario de la primera parte del film permite el desarrollo de un concepto que define el modelo de historia de suspense imaginado por Hitchcock: tras las apariencias se esconde una realidad sustancialmente diferente.

Un juego de máscaras

La primera secuencia de El hombre que sabía demasiado (1956) nos ayuda a medir el alcance alegórico que persigue el guión de Hayes: Hank (Christopher Olsen), el hijo del matrimonio formado por el doctor Ben Mckenna (James Stewart) y Jo (Doris Day), al efectuar una brusca maniobra el conductor del autocar en el que viajan, propicia que el rostro de una mujer árabe quede al descubierto.

Una situación que podría servir como mero pretexto para introducir en la acción a un súbdito francés, Louis Bernard (Daniel Gélin), quien trata de explicar a los McKenna el porqué de la ira de los árabes al quedar sin velo la mujer. Pero en manos de Hitchcock nos indica que estamos ante un relato dual, que juega con el valor de las máscaras con la voluntad de ocultar una realidad distinta.

En esta dinámica se mueve El hombre que sabía demasiado, un título que hace referencia al personaje del propio Bernard, quien acaba siendo asesinado parapetado en otra identidad, la que le confiere un vestuario y un rostro embadurnado más acorde al de unárabe queal de un genuino francés.

Al margen de la revelación de información en ese instante en el que Bernard, herido de muerte, se pliega de rodillas frente a Ben McKenna en medio de una plaza atestada de viandantes, se produce una transferencia de compromiso: las manos del doctor se cubren de barro, como si de sangre se tratara; para que queden «limpias» deberá implicarse en una investigación que asimismo compromete al futuro de su hijo Hank, secuestrado por Edward (Bernard Miles) y Lucy Drayton (Brenda de Branzie, actriz que un año más tarde intervino en una producción televisiva de 39 escalones), una pareja de británicos que los McKenna habían conocido en un restaurante de Marrakech.

La escena en el restaurante sería la primera de las que Hitchcock ideó -su aportación más «visible» a un guión que firman Hayes y McPhail- para crear espacios de «descanso» en el curso de una trama de suspense que tiene en el escenario del Royal Albert Hall su clímax. Antes de ceder buena parte del protagonismo a este emblemático recinto londinense, Hitchcock habilita una serie de escenas que abundan en el concepto de relajar al espectador -la del taxidermista, las idas y venidas de Jo y Ben para estupefacción de sus invitados- pero al mismo tiempo ofrece pistas falsas a las que el cineasta británico era tan proclive colocar en medio de la trama.

En este proceso de investigación se evidencia lo ambivalente de una relación conyugal que hace más creíbles si cabea los personajes: la misma se lleva a cabo por separado por parte de Ben y Jo, pero también unen sus esfuerzos en un momento crucial para su posterior resolución.

Este detalle de «visualizar» juntos y por separado a Ben y Jo persiguiendo un mismo objetivo -la liberación de su hijo- refuerza todo aquello que había quedado plasmado en los diálogos de la primera parte del film.Éstos ya colocan «en guardia» al espectador de que no estamos frente a una ejemplar familia norteamericana: ella se ha resignado a abandonar su carrera como cantante porque su marido se muestra remiso a abandonar su plaza en un hospital de Indianápolis.

A tal propósito, Hitchcock se cobra una de sus habituales ironías ya que el hospital lleva por nombre«El Buen Samaritano». Si a ello sumamos la escena del taxidermista con Ben McKenna amenazado por la presencia de criaturas disecadas (un anticipo de la fauna que «adorna» el hall del Motel Bates en Psicosis) o que otro Benjamin, de nombre Arthur, fuera el artífice de la obra «Nubes tormentosas» interpretada por la London Symphony Orchestra bajo la dirección de Bernard Herrmann, podemos dar fe que Hitchcock no había perdido la noción de ironía que implicaría al grueso de sus producciones pese a que, en apariencia, El hombre que sabía demasiado se ofrece como un efectivo mecanismo de relojería de suspense que, en cada revisión, gana enteros por su impecable construcción.

Tan sólo si nos centramos en la forma cómo se rodó la parte final en el Royal Albert Hall -con la concatenación de planos fijos, muy en la línea de la planificación de las escenas preliminares de Yo confieso (1952)- podremos calibrar aquella máxima que reza que lo más sencillo es, a veces, lo más complejo de realizar. Y en esta argumentación encontramos en Hitchcock al «hombre que sabía demasiado».

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